La Economía del Bien común no es ni el mejor de los métodos económicos, ni el final de una historia, solo el paso siguiente hacia un futuro más sostenible, justo y democrático.
Economía del Bien común.- Christian Felber
Aquí presentamos los 20 puntos centrales:
1. La economía del bien común se basa en
los mismos valores que hacen florecer nuestras relaciones: confianza,
cooperación, aprecio, democracia, solidaridad. Según recientes investigaciones
científicas conseguir buenas relaciones es la mayor fuente de motivación y
felicidad de los seres humanos.
2. El marco legal económico experimenta un
giro radical, cambiando las reglas del juego de afán de lucro y competencia por
cooperación y contribución al bien común: Empresas que practican la cooperación
serán recompensados. En cambio, el comportamiento competitivo conlleva
desventajas.
3. El éxito económico no es medido por
indicadores monetarios como el beneficio financiero o el BIP, sino con el
balance del bien común (a nivel de empresas) y el producto del bien común (a
nivel de sistema). El balance del bien común se convierte en el balance
principal de todas las empresas. Cuanto más social, ecológica, democrática y
solidaria sea la actividad, mejores serán los resultados del balance del bien
común alcanzados. Mejorando los resultados del balance del bien común de las
empresas en una economía nacional, mejorará el producto del bien común.
4. Las empresas con buenos balances del
bien común disfrutarán de ventajas legales: tasas de impuestos reducidas,
aranceles ventajosos, créditos baratos, privilegios en compra pública y a la
hora de reparto de programas de investigación, etc. La entrada en el mercado se
verá, por tanto, más favorecida para actores éticos y sus productos y
servicios, que los de los no-éticos, indecentes y no ecológicos.
5. El balance financiero será el balance
secundario. El beneficio financiero pasa de ser fin a ser medio. Éste sirve
sólo para aumentar el ‘nuevo’ fin empresarial: Aportación al bien común. Los
excedentes del balance financiero deberán utilizarse para: inversiones con
plusvalía social y ecológica, devolución de créditos, depósitos en reservas
limitadas, bonificación a los empleados de forma restringida, así como créditos
sin intereses a empresas cooperadoras. No se utilizarán los excedentes para
bonificar a personas que no trabajan en la empresa, adquisición hostil de otras
empresas, inversión en mercados financieros (éstos dejarán de existir), o aportaciones
a partidos políticos. En contrapartida, el impuesto sobre el beneficio
empresarial será eliminado.
6. Como el beneficio financiero es ahora
un medio, y deja de ser un fin, las empresas pueden esforzarse hacia su tamaño
óptimo. No tienen que temer ser adquiridas, o sentirse obligadas a crecer para
ser más grandes, más fuertes o con mayores beneficios. Todas las empresas están
liberadas de la coerción de crecer y tragar.
7. Existiendo la posibilidad de aspirar
sin miedo al tamaño óptimo, habrá muchas empresas pequeñas en todas las ramas.
Como no tienen que crecer más, les será más fácil cooperar y practicar la
solidaridad. Se pueden ayudar mutuamente con conocimientos, tecnología,
encargos, personal o créditos sin interés. Serán recompensadas con resultados
del balance del bien común positivos. Las empresas van formando una red de
aprendizaje solidaria, la economía se transforma en un sistema win-win.
8. Las diferencias de ingresos y
patrimonios serán limitadas: Ingresos máximos de por ejemplo 20 veces el
salario mínimo. Propiedades que no excederán p. ej. los 10 millones de euros,
el derecho de cesión y herencia, 500.000 euros por persona, en empresas
familiares a 10 millones de euros por hijo. El excedente sobre estos límites
serán repartidos a través de un “fondo de generaciones” como “Dote democrático”
a las siguientes generaciones: igualdad de capital inicial significa mayor
igualdad de oportunidades. (Los márgenes exactos deberán ser definidos
democráticamente en una asamblea económica.)
9. En grandes empresas a partir de un
elevado numero de empleados (por ejemplo, más de 250) los derechos de decisión
y propiedad pasan parcial y progresivamente a los empleados y ciudadanos. La
población podrá ser representada directamente a través de “parlamentos
económicos regionales”. El gobierno no posee derecho decisorio o de
intervención en empresas públicas.
10. Esto es igualmente válido para los
bienes democráticos, la tercera categoría de propiedad, junto a una mayoría de
pequeños y medianos empresarios y grandes empresas de propiedad mixta. Por
bienes democráticos entendemos instituciones económicas públicas en campos de
enseñanza, salud, acción social, movilidad, energía, o comunicación: la
infraestructura básica.
11. Un bien democrático importante es el
banco democrático. Éste sirve, como todas las empresas, al bien común y, como
todos ellos, controlado por la ciudadanía soberana y no por el gobierno. Sus
servicios consisten en depósitos de ahorro garantizados, cuentas corrientes
gratuitas, créditos de interés reducido y créditos de riesgo com plusvalía
social y ecológica. El Estado se financia primordialmente a través de créditos
sin interés del Banco Central. El Banco Central obtiene el derecho exclusivo de
la creación de dinero y efectúa las transacciones de capitales internacionales
para impedir evasión fiscal. Los mercados financieros en la forma actual ya no
existen.
12. Siguiendo la propuesta de John Maynard
Keynes del 1944, se establece una cooperación monetaria global a base de una
unidad de calculación (p. ej. “globo”, “terra”) para el comercio international.
A nivel local, monedas regionales pueden complementar la moneda nacional. Para
protegerse de la competencia injusta, la UE inicia una zona de comercio justo
(Zona del Bien Común) con estándardes harmonizados o con tarifas aduaneras
correlacionadas con el resultado del BBC de la empresa productora. A largo
plazo, la meta es una Zona del Bien Común en la ONU.
13. A la naturaleza se le concede un valor
propio por lo cual no puede transformarse en propiedad privada. Quien necesite
un pedazo de tierra para vivir, agricultura o comercio, se le cede una
superficie limitada de forma gratuita o pagando una tasa de utilización. El uso
de la tierra está condicionado a criterios ecológicos y al uso concreto. Esto
será el final de la especulación inmobiliaria, el “landgrabbing” (apropriación
de grandes superficies por multinacionales u otros países) y el latifundismo.
En contrapartida, se anula el impuesto sobre el terreno.
14. El crecimiento económico deja de ser
un fin. Un nuevo objetivo será la reducción de la huella ecológica de personas
privadas, empresas y naciones, hacia un nivel globalmente sostenible y justo.
El imperativo categórico de Kant será extendido a la dimensión ecológica.
Nuestra libertad de elegir un estilo de vida determinado encuentra su fin
cuando limita la libertad de otros de elegir el mismo estilo de vida o por lo
menos llevar und vida en dignidad. Personas privadas y empresas serán
incentivadas para medir su huella ecológica y reducirla a un nivel globalmente
sostenible y justo.
15. El horario de trabajo retribuido se
verá reducido escalonadamente hacia la marca, deseada por mayoría de 30 a 33
horas semanales. De este modo queda tiempo libre para otros tres campos de
trabajo de gran importancia: trabajo de relaciones y cuidados (niños, enfermos,
ancianos), trabajo de crecimiento personal (desarrollo de la personalidad,
arte, jardín, ocio), trabajo en la política y actividades públicas. Como
consecuencia de este reparto más equlibrado entre las distintas actividades, el
estilo de vida se hará más suficiente, menos consumidor, y más sostenible.
16. Cada décimo año en la profesión es un
“año sabático” que será financiado a través de un salario mínimo incondicional.
Las personas pueden hacer en este tiempo lo que quieran. Esta medida descarga
el mercado de trabajo en un diez por ciento de la tasa de desempleo en la Unión
Europea.
17. La democracia representativa será
completada por la democracia directa y la democracia participativa. La ciudadanía
soberana debería poder controlar y corregir su representación, decretar leyes
por si misma, modificar la constitución y poder controlar las infraestructuras
de abastecimiento: ferrocarril, energía, agua, correos, bancos. En una
democracia real son idénticos los intereses de los representantes y los de la
ciudadanía soberana. Requisitos para ello son derechos constitucionales de
co-legislar y de controlar por parte de la ciudadanía soberana.
18. Todos los puntos angulares deberán
madurarse a través de discusiones intensas en un amplio proceso de bases, antes
de que se conviertan en leyes elaboradas por una asamblea económica
directamente elegida; su resultado se votará democráticamente por la ciudadanía
soberana. Lo que sea aceptado, se introducirá en la constitución y sólo podrá
volverse a cambiar con el respaldo de la ciudadanía soberana. Aparte de la
asamblea económica del bien común puede haber otras
convenciones para profundizar la democracia: asamblea para la educación, asamblea para los medios de comunicación o una asamblea para el desarrollo de la democracia.
convenciones para profundizar la democracia: asamblea para la educación, asamblea para los medios de comunicación o una asamblea para el desarrollo de la democracia.
19. Para afianzar en los niños los valores
de la economía del bien común y poderlos practicar, el sistema de educación
debería estar orientado igualmente hacia el bien común. Esto requiere otra
forma de enseñanza y otros contenidos, como por ejemplo: emocionología, ética,
comunicación, educación democrática, experiencia de la naturaleza y
sensibilización corporal.
20. Debido a que en la economía del bien
común, el éxito empresarial posee un significado muy diferente al que
actualmente recibe, se demandan otras competencias de gestión. Las empresas ya
no buscan a los gerentes más duros y ejecutivos de la “eficiencia
cuántitativa”, sino a los más responsables y socialmente competentes, los más
empáticos y sensibles que consideran la codeterminación como una oportunidad y
un beneficio para todos.
La economía del bien común no es ni el
mejor de los modelos económicos ni el final de una historia, sólo el paso
siguiente hacia un futuro más sostenible, justo y democrático. Se trata de un
proceso participativo, de desarrollo abierto que busca sinergia en procesos
similares como: economía solidaria, economía social, movimiento de bienes
comunes, economía del postcrecimiento o democracia económica. Juntando sus
esfuerzos, una gran cantidad de personas y actores son capaces de crear algo
fundalmente nuevo. La implementación de la visión requiere motivación
intrínseca y autorresponsabilidad, incentivos económicos, un orden
político-legal coherente, así como concienciación. Todas las personas, empresas
y comunidades están invitadas a participar en la reconstrucción de la economía
hacia el bien común.
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