La HOAC, Hermandad Obrera de Acción Católica, ha celebrado en Segovia su XIII Asamblea General del 13 al 16 de agosto, bajo el lema: “Construyendo Iglesia en las periferias del Mundo Obrero. Justicia, trabajo digno y solidaridad”, en la que han participado 950 personas entre militantes, simpatizantes, acompañantes, invitados e invitadas.
Nos han acompañado el presidente de la Conferencia Episcopal, D. Ricardo Blázquez; el obispo responsable de la Acción Católica Española, D. Carlos M. Escribano; así como el obispo responsable de la Pastoral Obrera, D. Antonio Algora. También hemos contado con la presencia de los obispos de Bilbao, D. Mario Iceta; y de Coria-Cáceres, D. Francisco Cerro.
En distintos momentos de la Asamblea, han participado representantes de los movimientos hermanos de la Acción Católica y de otros movimientos eclesiales, así como representantes del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, MMTC, y del Movimiento Europeo de Trabajadores Cristianos, MTCE. También nos han enviado su saludo diversas organizaciones sociales y eclesiales.
A partir de una mirada creyente de la realidad y de la revisión de lo compartido en la Asamblea anterior en 2009, hemos orado, dialogado y decidido lo que serán nuestros objetivos y compromisos para los próximos seis años.
Los hombres y mujeres de la HOAC nos hemos puesto de acuerdo para avanzar en vivir en comunión con los trabajadores y las trabajadoras más precarias y excluidas del mundo obrero y del trabajo. Conocemos y padecemos sus sufrimientos. La HOAC está unida a sus vidas y a sus luchas (también con las organizaciones obreras y sociales) para construir conjuntamente una nueva sociedad donde el trabajo sea digno y donde podamos vivir como una verdadera comunidad.
En los últimos años hemos ido viendo cómo la injusticia y la desigualdad han ido creciendo y hemos visto que las consecuencias son:
• Sufrimiento y deshumanización.
• Pérdida de derechos sociales y laborales de las personas, de las familias y de los pueblos.
• Precarización de las condiciones de trabajo y de la vida de los trabajadores y trabajadoras.
• Descarte de vidas humanas y negación de la dignidad de la persona desde la lógica del capital que duele, hiere y mata.
• De recortes de derechos de expresión pública y reivindicación de las personas y colectivos que más están sufriendo esta situación.
Estas son hoy las periferias del mundo obrero a las que “ahora más que nunca” nos sentimos enviados y enviadas. Y porque la realidad de nuestro mundo no nos resulta indiferente, en la HOAC queremos seguir dando pasos para convertirnos a Jesús y ser Iglesia, Acción Católica encarnada en el mundo obrero y del trabajo.
Para ello vamos a avanzar en vivir la comunión de bienes, vida y acción con las personas empobrecidas, concretándolo en estas propuestas:
• Acompañar la vida de las personas y colaborar con ellas a que se den las condiciones para que podamos vivir nuestra humanidad de manera plena.
• Colaborar a un cambio de mentalidad. Hace falta otra comprensión vital de en qué consiste nuestra humanidad y cómo se construye.
• Colaborar al cambio de las instituciones para que estén mucho más al servicio de las necesidades de las personas, en particular de las empobrecidas.
• Ayudar a construir experiencias alternativas en la forma de ser y trabajar que expresen y construyan la nueva mentalidad que necesitamos.
Creemos que es hora de reforzar, con nuevos bríos, nuestro compromiso de llevar laBuena Noticia, la alegría del Evangelio, al mundo obrero: Le pertenece.
Fruto de nuestro diálogo y compromiso, hemos aprobado cuatro resoluciones que quieren ser voz de Iglesia comprometida con estas situaciones y con las personas que las están sufriendo:
También como expresión de nuestra comunión de bienes, hemos compartido la colecta de nuestras eucaristías con cuatro proyectos que potencian el empleo digno y la inclusión laboral:
■ Prelar Textil, S.L.L empresa de economía social (Huelva).
■ Fundación Tots Units. Reciplana, Empresa de inserción: (Castellón).
■ Caja de Resistencia Subcontrata Trabajadores de Movistar.
■ Contexto, como expresión de solidaridad con trabajadores y trabajadoras de Bolivia.
Renovados en el encuentro personal y comunitario con Cristo y alegres por comunicar la esperanza del Evangelio, hemos celebrado la eucaristía en la Catedral de Segovia y hemosllenado su Plaza Mayor para reclamar públicamente #trabajodigno y denunciar laprecariedad laboral que sufrimos la clase trabajadora en nuestro país y que hoy dificulta la vida personal,  familiar y social.
El amor del Dios Padre y Madre otorga a cada persona una dignidad infinita, lo que nos compromete a incluirlas en la casa común que es la “hermana madre tierra”, ese libro no escrito a través del que nos habla Él y que es reflejo del amor a todas sus criaturas.
Enviados y enviadas por la Iglesia, ofrecemos nuestras vidas, al igual que hicieron los y las militantes que,  entregaron su vida por el Reino, por la causa de la justicia y de los pobres. A su vez, nos comprometemos a seguir construyendo esa “casa común”, con la alegría que nos da el saber que en esta misión nos sentimos acompañados por Jesucristo, el obrero de Nazaret, y llamados a seguir “Construyendo Iglesia en las periferias del mundo obrero”.
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